Minga - Día 21, cumbre
Un año sabático para recorrer Europa, cruzar el Atlántico y navegar el Caribe.
Desde un principio este viaje incluía en sus planes una buena dosis de aventura: cruzar el océano a vela, tal como lo hizo Colón. La idea de hacer esa cumbre (como le decíamos en Santiago) era la búsqueda de la aventura, lanzarse hacia lo desconocido y valertelas por ti mismo.
Y qué aventura ha sido. Soltamos amarras el 21 de noviembre en Las Palmas de Gran Canarias y nos lanzamos hacia la inmensidad del océano con rumbo hacia el oeste.
Nos lanzamos hacia la incertidumbre, la preocupación y a veces incluso el miedo, porque no hay preparación ni estudio que te enseñe tanto como una buena tormenta. Te las tienes que arreglar solo, nadie te puede ayudar. No se podría hablar de que uno lucha contra los elementos, porque a los elementos no les importas, solo están ahí.
Aprendimos más que nunca: nos tocó un clima excepcionalmente duro para esta época del año, pero supimos ajustar velas y hacerle frente como un equipo que funcionó a la perfección, dónde todos teníamos tareas por igual y todos apoyamos al otro cuando fue necesario. Me saco el sombrero por la Jose y la Camisil, unas verdaderas guerreras. Juanpi, como siempre, un genio.
A tan sólo 30 millas, unas 5 horas de llegar a la línea de meta en Rodney Bay, y ya en aguas territoriales de Santa Lucía podemos decir: ¡Hicimos cumbre!
Y mi mente ya empieza a pensar, ¿cuál será la siguiente?
Abrazos,
El Capitán
Agradecimientos especiales a todas nuestras familias, y especialmente a Costas Chalkias, Rafael Vial Ovalle, Cristóbal Ugalde y la familia Calvo Soffia.
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